VENGANZAS FEMENINAS III
El marido, en su lecho de muerte, llama a su mujer, con voz ronca y ya débil, le dice:
-Muy bien, llegó mi hora, pero antes quiero hacerte una confesión.
-No, no, tranquilo, tu no debes hacer ningún esfuerzo.
(Insiste el marido)
-Es preciso morir en paz. Te quiero confesar algo.
-Está bien, está bien. ¡Habla!
-He tenido relaciones con tu hermana, tu mamá y tu mejor amiga.
-Lo sé, lo sé... ¡¡¡Por eso te envenené, desgraciado!!!
Muy bueno, ángel
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